Compersión
Mi “novia” tiene nuevo afecto y yo me siento un poco extraña. Le llamo “novia” en privado y por cariño, es uno de los rezagos que nos ha quedado del amor romántico: decirnos “novias” permite sentirnos juntas, comprometidas y meternos un poco al infantilismo que en otras relaciones parejiles se materializa con palabras como “amor”, “bebé”, “cariño”, “ositx” y así… En nuestro “novia” ha sido desactivada la propiedad y la promesa de casorio, no gratuitamente, que quede claro: por cinco años cuestionamos y destruimos nuestros mandatos y roles de genero, los volvimos a armar a nuestro gusto, los volvimos a desarmar, los miramos despanzurrados, cada una se sintió perdida sin tener manual de comportamiento, tomamos conceptos, los resignificamos, los aderezamos y nos pusimos a jugar con ellos. Fuimos y somos amigas en nuestros cimientos (que son como un lego de piezas infinitamente diferentes pero hemos logrado encajar), fuimos compadres (en un estricto compor...